En el mundo de la corrección ortográfica suele haber algunas herramientas de uso exclusivo para cierto tipo de trabajos y muchas veces son desconocidas para el público. Hoy vamos a hablar del manual de estilo de redacción qué es, para qué sirve y cuándo se aplica.
¿Qué es un manual de estilo de redacción?
En muchos proyectos donde intervienen redactores, directores creativos, editores, correctores y maquetadores en distintas etapas de trabajo, se hace necesario establecer pautas fijas o normas lo más precisas posibles para que todos, siendo parte de un circuito de trabajo, las apliquen y sigan el mismo criterio.
¿Qué objetivos persigue un manual de estilo?
- Normalizar la práctica en la redacción de los contenidos que conformarán los contenidos.
- Recoger la casuística general de esta tarea.
- Homogeneizar el estilo de escritura y adecuarlo a las necesidades de maquetación.
- Asegurar que las personas involucradas en el proyecto de redacción y corrección puedan cumplir con los criterios de calidad establecidos.
- Facilitar la incorporación del nuevo personal en el departamento de redacción.
Como se sabe, incluso dentro de las normativas de la RAE o la Fundéu, hay distintas acepciones para el mismo uso o «tolerancias» sobre una u otra expresión, sobre extranjerismos o sobre definiciones. De este modo, armar un manual de estilo de redacción y corrección permite establecer parámetros sobre cómo se utilizará, en caso de duda o disputa, tal palabra o tal jerarquía.
Utilización de manual
Vamos a suponer que un redactor, que se ocupa de la creación de contenidos, escribe la palabra «whisky». Según recomienda la RAE, al ser un extranjerismo de origen anglosajón, dicha palabra debe ir en cursiva, de modo que el corrector debería corregirla y poner «whisky».
Sin embargo, esta palabra abre otro debate sobre la posibilidad de escribir «güisqui», que está perfectamente aceptada y es el españolismo de whisky. ¿Qué hacer en estos casos, puesto que ambas palabras son correctas y aceptadas?
En un solo texto puede parecer una situación poco importante, pero a lo largo de miles de páginas, de textos distintos, de redactores diferentes y cientos de excepciones esto puede convertirse en un verdadero caos.
Ejemplo de manual para redactores y correctores
Además de este ejemplo se pueden dar situaciones menos claras en donde ni los redactores ni los correctores sepan cómo actuar. Vamos a suponer que, por políticas internas de la empresa, cada vez que en un texto se menciona un cargo interno desea que se haga utilizando mayúsculas.
Por tanto, si hablamos del director o jefe de personal y vemos que según la RAE dicho cargo debe ir con minúscula pero la empresa lo quiere con mayúscula y en negrita. ¿Cómo unificamos esta intención para todos y cada uno de los redactores, correctores y maquetadores que participan de un proyecto?
Nuevamente, aquí entra en escena el manual de estilo de redacción y corrección.
Unificar para agilizar
En definitiva, para no complicarnos, un manual de estilo de redacción o corrección será una guía que recogerá todas estas excepciones, especificaciones, aclaraciones e indicaciones que tanto redactores como correctores deberán respetar a rajatabla y que, ante la duda, deberán consultar las veces que sea necesario.
De esta forma, además de ahorrarnos trabajo de corrección de estilo, lograremos un trabajo de unificación ideal que hará que todos los textos de un proyecto de estas características vean la luz con los mismos atributos y las mismas características.
Si el manual de redacción indica que se corregirán todos los extranjerismos que sean posibles, el corrector español sabrá que deberá enmendar la opción del redactor y escribir «güisqui», etc.
Guía general para la redactores
Un manual de estas características va mucho más allá de las aclaraciones anteriores. Incluso, puede determinar el nivel o el tipo de jerarquías de las viñetas, el tamaño de las imágenes, el tamaño de la tipografía para títulos y subtítulos, los pies de páginas, el uso de negritas, el espaciado, los márgenes, las sangrías, las referencias bibliográficas, etc.
Vemos algunos ejemplos de cómo un manual guía la tarea de un redactor, pero también determina la corrección posterior:
a. Relevancia
[Redactor] Priorizar la información de mayor interés.
[Corrector] Eliminar aquella información repetida o que no aportada nada.
b. Concreción
[Redactor] Utilizar esquemas, resúmenes y anotaciones que hagan la información más concreta.
[Corrector] Verificar que los conceptos se entiendan.
c. Simplificación
[Redactor] Utilizar un vocabulario adecuado.
[Corrector] Mejorar los términos en caso de que haya muchos tecnicismos o palabras rebuscadas.
d. Coherencia
[Redactor] Seguir un camino lógico y progresivo de los contenidos.
[Corrector] Verificar el orden lógico y cronológico de los contenidos.
e. Uso de ejemplos
[Redactor] Uso de ejemplos, casos prácticos o situaciones cotidianas que permitan relacionar los contenidos con el mundo real.
[Corrector] Sin indicaciones.
f. Elementos gráficos
[Redactor] Incorporar al texto todos aquellas infografías, imágenes ilustrativas y esquemas que sean necesarios.
[Corrector] Verificar que en los elementos gráficos aportados por el redactor se hayan aplicado los estilos recomendados en el manual.
g. Negritas
[Redactor] Palabras o conceptos importantes destacados en negrita para llamar la atención y mejorar la lectura.
[Corrector] Verificar que las negritas resalten conceptos importantes y no sean excesivas.
Aspectos estilísticos del libro de estilo
Además de cuestiones de orden normativo, el manual puede y debe aportar temas más subjetivos, como la composición del texto. A saber:
a. Cuestiones generales de redacción
- Extensión de cada módulo: una página y media como máximo.
- Coloquialismos y dialectalismos: palabras estándar más habituales en España.
- Tratamiento: se podrá usar tanto el impersonal como el plural mayestático. La opción elegida deberá ser constante durante todo el contenido.
- Leísmo: cuando se sustituya el complemento directo masculino por un pronombre, este será siempre lo (nunca le).
- Laísmo: no será aceptado en ningún caso.
b. Títulos
- Los títulos no llevarán punto final.
- En el caso de los títulos largos dentro de los cuales hay punto y seguido, tampoco llevarán punto final.
c. Tablas, cuadros e imágenes
- Cuándo lleva marco y cuándo no.
- Si una imagen va centrada o se le aplica contorno.
- Cómo se cita una imagen o un pie de foto.
d. Jerarquía de viñetas
- Cómo se debe aplicar el código de viñetas en un listado.
- Sistema de jerarquías para listar o enumerar en el texto y dentro de figuras o imágenes, etc.
Libro para maquetación
En uno de los puntos anteriores comentábamos acerca de los «elementos gráficos». Aquí desarrollaremos un poco más este tema.
Cabe destacar que tanto un redactor como un corrector (sea un corrector castellano o un corrector catalán) tienen, entre sus tareas, la de aportar y corregir los elementos de apoyo a los contenidos, sean tablas, fotos, imágenes o fórmulas. Dichos elementos deben tener, también, sus atributos recogidos en el manual de estilo.
Por lo general, una vez que se crean y se corrigen los contenidos (y se validan) se suelen pasar a una fase final llamada maquetación. La maquetación de un libro o revista es el proceso por el cual un diseñador editorial da forma y diseño al contenido creado.
Aplicación de estilos desde Microsoft Word
Dar forma a cientos o miles de páginas debe ser un trabajo estandarizado. Para ello, se utilizan «estilos» que deben ser incorporados por el redactor en la fase de creación y por el corrector en la fase de verificación (la etapa final).
Estos estilos se crean en Microsoft Word y se aplican a cada uno de los elementos que tendrán un diseño específico en la fase de maquetación.
De este modo, cada sección del contenido (título, subtítulo, entradilla, nota al pie, texto, tabla, foto, etc.), tendrá un estilo asignado y cuando el documento sea importado a programas de diseño como el Adobe InDesign o el QuarkxPress, este los detectará automáticamente y aplicará todos los diseños de cada elemento con base en cada estilo asignado.
Reflexiones finales sobre el manual de estilo
Como vemos, para cualquier proyecto de esta envergadura, el manual de estilo es fundamental para ahorrar tiempo, favorecer la calidad del trabajo, homogenizar las acciones y muchas razones más de cara a una publicación profesional.
Por supuesto, en este artículo solo hemos visto los fundamentos esenciales de esta herramienta, pero un manual de estilo puede contener cuantos elementos se consideren necesarios, como el uso de colores, viñetas, cuadros, recomendaciones, tipo de letra para cada elemento, etiquetado, etc.
El objetivo final es agilizar los tiempos y hacerle el trabajo más fácil al corrector ortográfico.
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